La fibromialgía es un padecimiento que se caracteriza por producir dolores musculares, fatiga o cansancio y algunas personas que la padecen, pueden además tener otros síntomas como: dificultad para conciliar el sueño, amanecer con bastante rigidez muscular, sensación de hormigueo o adormecimiento en las manos y pies, dolores de cabeza, periodos menstruales dolorosos, dificultad para concentrarse, lapsus de pérdida de memoria y otros síntomas más.
La etiología o la causa es desconocida, pero se mencionan ciertos factores que pueden estar relacionados con padecerla, entre los que se mencionan: acontecimientos estresantes o traumáticos (pérdida de un ser querido, divorcios, pérdidas económicas, accidentes automovilísticos etc.), malestares, lesiones o dolencias recurrentes y algunas enfermedades que la predisponen.
Tiene mayor incidencia en la mujeres maduras, aunque no se excluyen de padecerla hombres, niños y adolescentes. También se diagnostica más frecuentemente en quienes padecen de enfermedades como artritis reumatoide, lupus eritematoso y espondilitis anquilosante o artritis espinal.
¿Cómo se diagnóstica esta enfermedad?
Desgraciadamente no existen indicadores específicos en imágenes (rayos X, resonancia magnética etc.) análisis de sangre o biopsias musculares para este trastorno. Con frecuencia se utiliza una observación y palpación de múltiples puntos dolorosos, denominados “Tender Points” para diagnosticarla.
¿Cuál es el tratamiento para la fibromialgía?
El tratamiento es principalmente sintomático y no estandarizado e implica un abordaje multidisciplinario, lo cual puede significar que participen varios especialistas; pero en general, para que la persona que la padece se sienta mejor, se aconseja: tomar la medicación que su médico le aconsejó, una buena alimentación e hidratación, dormir bien y hacer los cambios necesarios en el estilo de vida.
Es importante hacer notar que múltiples estudios han demostrado mejoría sintomática de los pacientes con Fibromialgia con la práctica del ejercicio físico regular.
La actividad física de ejercitación, debería de involucrar Ejercicio CardioVasculoRespiratorio CVR (ejercicio aeróbico), como caminar, bicicletas estacionarias tipo recumbent (recostada), ejercicio en inmersión (moverse dentro de agua climatizada); Ejercicio de Flexibilidad (estiramientos estáticos) y Ejercicio de Fortalecimiento Muscular; para este último se puede utilizar el peso corporal, cables de resistencia variable, mancuernas, maquinas selectorizadas, etc.
Se mencionan estos tres tipos de ejercicio, puesto que cada uno de ellos proporciona beneficios distintos, dicho de otra manera, se complementan para lograr mejorías demostrables en los pacientes que padecen de Fibromialgia. Beneficios que se han comprobado en múltiples investigaciones, en centros de investigación de prestigio alrededor del mundo. Mejorías que van desde disminución del dolor, la rigidez, el cansancio, la ansiedad, la depresión, la calidad del sueño, con lo cual se logra mejorar la interacción social y la actividad laboral fuera de casa.
El tipo de ejercicio, la intensidad, la duración y la frecuencia deberá ser individualizado para cada persona que padece esta dolencia, por lo que consultar con un conocedor del tema se hace indispensable.