El cuerpo humano, igual que el hábitat ecológico o cualquier cosa en el universo, necesita estar en equilibrio. En el ser humano a ese estado se le denomina HOMEÓSTASIS, que es la tendencia del organismo a la estabilidad en su medio interno, pues nuestras células, para mantenerse sanas, necesitan tener las concentraciones óptimas de gases como oxígeno, hidrógeno nitrógeno y dióxido de carbono. Así mismo, los nutrientes apropiados y en las cantidades necesarias, como carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales, así como el aporte del nutriente más importante; el agua, denominado “elemento vital”
También necesitamos mantener en nuestro cuerpo la temperatura ideal, alrededor de 37° C, la presión sanguínea óptima, etc. Cualquier cambio o alteración en ese equilibrio puede traer como consecuencia que nos enfermemos y si esas alteraciones persisten o se incrementan podrían provocarnos la muerte.


Analizando todo lo anterior, podemos deducir que escapar de las tan variadas situaciones de estrés es una tarea por demás difícil, por no decir imposible, pero sí podemos prepararnos para defendernos mejor o encausarlo de manera apropiada. Aunque se reconoce que la personalidad es un factor muy importante, la baja autoestima, nos puede conducir a niveles de estrés intolerables, con las consecuencias que ya mencionamos. Y es aquí donde el ejercicio proveerá de una ayuda invaluable, sobretodo el ejercicio de fortalecimiento muscular, pues este eleva los niveles sanguíneos de hormonas y neurotransmisores, como las encefalinas, las Beta-endorfinas, la serotonina y otras más, que tienen relación con la autoestima y el sentirse bien, elevando el lumbral contra el estrés.
