Cuando las personas toman la decisión de iniciar algún tipo de actividad física, preocupados por el aumento de peso, para contrarrestar los efectos devastadores del estrés o porque su médico ya puso la voz de alarma, es frecuente que la primera opción que les viene a la mente es salir a correr, probablemente esta no sea la mejor de las opciones para obtener los beneficios del ejercicio cardiovasculorespiratorio (CVR) o ejercicio aeróbico.
Diversas investigaciones demuestran que por cada persona en buena forma física, genéticamente dotada, capaz de tolerar los entrenamientos más exigentes, se encuentran millones de personas que no lo están y que el correr puede suponer la posibilidad de presentar algún tipo de lesión o dolencia en los músculos, tendones, articulaciones, daño a los discos intervertebrales de la columna lumbar, dolor en las mamas y en los ovarios en las mujeres y muchos problemas más.
Contrario a lo mencionado, el caminar constituye una opción placentera, segura y eficaz. Placentera porque usted disfruta con mayor deleite de la naturaleza que le rodea, puede sostener tranquilamente una conversación con su acompañante, contarle sus problemas, escuchar los de él o ella, funcionando como una verdadera psicoterapia, o hacerse acompañar de un aparato para escuchar su música favorita.
Es una actividad segura porque las posibilidades de presentar alguna lesión o dolencia al caminar se reduce drásticamente. Los estudios realizados por diversas entidades investigadoras, autoridades de las ciencias del ejercicio y el deporte demuestran lo aseverado.
Desde el punto de vista de eficacia, caminar tiene la misma o mayor eficacia que correr, se ha demostrado que un ejercicio a una intensidad moderada, con una duración adecuada y con una frecuencia realizada de manera regular, produce mayores progresos, pues por tener escasa incidencia de lesiones al efectuarla, puede llegarse a periodos de entrenamiento de más duración. Además, las personas son capaces de continuar sus caminatas durante toda la vida, que es lo deseable para un programa de ejercicio.
Por otro lado, el ejercicio aeróbico no necesita ser realizado a una intensidad muy alta para obtener sus grandes beneficios, entre los que podemos mencionar: mejorar la fuerza y el tamaño del músculo cardíaco (miocardio), aumentar el tamaño de las cavidades ventriculares, principalmente la izquierda, lo que incrementa la cantidad de sangre expulsada a todo el cuerpo para las diferentes funciones; aumenta la producción de una substancia denominada óxido nítrico, que mejora la elasticidad de las arterias, lo que resulta fundamental en la prevención y mejoría de la hipertensión arterial; disminuye los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre; aumenta la sensibilidad de las células musculares a la insulina, lo que ayuda a evitar padecer de diabetes y a mejorarla, y muchos beneficios más.
Caminar y no correr, constituye una mejor opción de actividad física de ejercitación aeróbica, sobre todo si usted se encuentra entre los millones de personas que no poseen la genética de un atleta de alto rendimiento, más aun si padece de alguna dolencia, enfermedad o simplemente porque su meta es mantenerse saludable.